Monday 11 May 2015

Un día especial...

A veces las cosas más sencillas y que damos por hechas son las que después más nos importan y las que echamos de menos cuando estamos lejos.

Hasta que estuve fuera de mi país no había comprendido la magnitud que tiene para nosotros, los cubanos, la celebración del Día de las Madres. Es comparable en Europa solamente con la Navidad.  Y es que ese día es para nosotros muyyy especial. Desde que amanece y sales a buscar el pan para desayunar tus vecinos te felicitan, el panadero(a), el bodeguero (a), el que vende las flores y hasta los desconocidos te saludan con el infaltable "Felicidades mamá".

Nosotros nos pasamos un mes antes haciendo cuentas para saber cuanto nos podemos permitir gastar en el regalo y haciendo disimuladas preguntas para saber qué quiere tu madre, que le hace ilusión. Si vive con nosotros empieza entonces un juego de Sherlock Holmes que va desde las preguntas, buscar dónde esconder el regalo en casa hasta la mañana del segundo domingo de mayo donde hay competencia a ver quién se levanta primero para felicitar con el consabido "cierra los ojos" para sacar el presente de su escondite y ver como a tu madre se le ilumina la cara cuando ve que es precisamente eso que quería, que te lo has trabajado y hasta has empeñado medio sueldo.No importa, es tu mamá y eso es una vez al año. Y ella con la cara resplandeciente le dice a tu hijo: Dale el regalo a tu mamá" y ahí te enteras que estaban compinchados desde hace rato y que también tu niño se ha contagiado de la "conspiración familiar" por el Día de las Madres.

Dios nos libre y nos guarde de olvidarnos de regalar aunque sea un jabón de baño a nuestra tía, madrina, abuela, amigas íntimas e incluso mejores vecinas. Ese olvido puede garantizarte todo un año de reproches y malas caras...hasta que la fecha vuelva a caer y puedas enmendarte.

Y si tienes pareja (y por ende suegra y cuñadas) sabes que te tocará repartirte en varios pedazos durante el día y comer en todas las casas aunque revientes porque si no de nada sirve que hayas comprado lo más grande...el día es un fracaso.

Y es ese calor humano, esa magnitud que tiene el Día de las Madres en Cuba el que se  echa tanto en falta. Ayer pasé un día magnífico con mi esposo e hijo (pues también soy madre), día que incluyó comida, playa y piscina (empezando con desayuno en la cama)...pero durante toda la jornada no podía evitar pensar en lo que estaría haciendo mi viejita en Cuba y cuán distintas serían las cosas si estuvierámos allí todos.


Pondríamos música desde la mañana, prepararíamos una comida o en su defecto salir a cenar, tomarnos unas bucaneros, recordar detalles tales como a qué hora nací, cuál fue la primera cosa que mi madre vio de mí, compararlo con mi propia experiencia de madre, ver a mi hijo sentado en las piernas de su abuela...casi de su misma estatura ya. Escuchar todas esas anécdotas que, por más que repetidas, no dejan de ser entrañables.

O estar con mi prima, en el campo, bebiendo ron perrero y jugando dominó con su esposo en lo que se asa el puerco en púa...sin grandes lujos pero con el corazón rebosante de amor.



Ayer intenté explicarle a mi esposo qué significa para nosotros ese día y que, aunque en mejor situación económica, yo lo estaba pasando de hecho peor que mi madre...porque me falta ella pero también mis vecinos, mis amigos...el calor de mi tierra...y hasta mi música.

Es muy duro todo el rato estar separadas pero más aún lo es en fechas significativas como estas...donde la sensibilidad se extrema y las lágrimas afloran a los ojos por nada.

Solo espero que este, si no el último, sea uno de los pocos Días de las Madres que me quedan por pasar sin mi vieja...sin mi madre linda....Te quiero mamá!!!!


Tuesday 5 May 2015

Retorno

 Hace mucho tiempo que no me siento a escribir. Creo que desde las Navidades o algo así. Todos los días me digo que lo haré pero la pereza de no tener que buscar en mi cabeza me gana. Hoy he decidido combatir contra esa pereza....al fin.

A finales de noviembre recibí la noticia de que mi madre se tendría que operar de un seno. Soy hija única y la noticia me trastornó. Me pasé días en desesperación con la imagen de mi madre del otro lado del mundo afrontando una situación tan delicada sin mí. Por suerte, y gracias a la intervención de ángeles terrenales, pude comprar el billete para estar allí antes, durante y después de su operación.

El viaje en sí ya era un reto: debía salir de Gibraltar hacia Manchester, pasar una noche allí y al otro día volar hacia Cuba pero no a La Habana sino Varadero y de ahí tomar el bus hacia La Habana. 

Los problemas empezaron antes de salir. Del aeropuerto de Gibraltar llamaron a Manchester para validar mi ticket de vuelo y confirmar que no necesitaba una visa temporal para el tiempo que estaría en UK. Fue una guerra de nervios. Con decir que hasta el último segundo no supe si lograría montarme en el avión o no. Esto se añadía a la angustia de dejar a mi hijo por tres semanas y marchar sola a Cuba. Al final, y en el último minuto, se resolvió todo y la angustia fue tal que ya no daba tiempo ni para despedidas lagrimosas. Pesé mis maletas y pase del otro lado del cordón viendo a mi esposo que se quedaba allí, al pie de la escalera eléctrica diciéndome adiós con la mano.

Pocos minutos después estaba en el avión rumbo a Manchester, donde nunca había estado, y en pleno invierno.

Lo primero que sentí de Manchester fue su aire gélido. Nada más y nada menos que menos dos grados celcius. Fue como un bofetón en el rostro. Con todo y que iba bien abrigada fue estremecedor. En el área de Control de Pasaporte me aguardaba otra larga espera y exhaustivo chequeo de pasaporte. Para colmo habían ocurrido hacía menos de un mes los atentados terroristas de París y la seguridad era extrema. Con decir que, cuando al fin pude salir de Control de Pasaporte, mis maletas eran las únicas que daban vueltas como borrachas en la cinta. Eso al menos fue una ventaja porque no tuve que buscarlas.

Saliendo del Aeropuerto deManchester me abordó un taxista indio con una mezcla de su idioma natal y acento "manchesteriano" y tras unos minutos de conversación digna de ser escuchada, y aún filmada, me llevó hasta el Premier Inn donde me hospedaría.

Al fiinnnn....si alguna ventaja tienen los Premier Inn es que son todos idénticos, las habitaciones, los adornos, las camassssssss que clasifican, para mí, entre las más cómodas.





Luego de hablar con mi esposo e hijo, tomar una ducha y cambiarme de ropas, bajé al restaurante del hotel a cenar. la noche estaba muy movida y el restaurante repleto por lo que me senté en el bar, pedí la comida y un paint de Coca Cola y me dispuse a esperar. Fue una sensación muy extraña la de estar sola, rodeada de desconocidos que hablaban en otro idioma y todavía con tantas horas por delante para llegar a mi tierra natal por lo que en cuanto estuvo mi cena la devoré a toda prisa y me fui a la habitación a aguardar el siguiente día.




A las pocas horas,  de madrugada en pie otra vez, a salir al aeropuerto con un frío de tres pares y pasar por la rutina del pesaje de las maletas, del chequeo de aduana y pasaporte: quítate las botas, la chaqueta, la bufanda, quédate casi en pelotas y con todo y eso pasa por el detector de metales.

Del viaje a Cuba qué decir?? Larguísimoooo...10 horas alargadas por la impaciencia de llegar...a ratos leyendo, a ratos viendo las pelis que pasaban, a ratos durmiendo.  A las cinco horas y pico de vuelo, mi compañero de vuelo, un señor mayor muy simpático decidió contarme su vida y milagros por lo que me pasé más de una hora escuchando en el más puro acento británico que tenía dos nietos mellizos, que era viudo y que le encantaba Cuba y, por supuesto, contándole, en un no tan puro acento británico los motivos de mi viaje y parte de mi vida. Cuando llegué al aeropuerto de Varadero estaba exhausta. 

Aquí también me recibió un golpe....pero de calor!!! 28 grados!!! Me había saltado 30 grados de tirón!!! En cuanto salí del avión empecé con el striptease: fuera bufanda, chaqueta, jumper...menos las botas me quité todo lo de abrigo.

Pasé, otra vez, por el chequeo exahustivo de las "amables" funcionarias de inmigración cubana y salí al exterior...a respirar a puro pulmón el aire caliente y pegajoso, pero entrañable, de mi tierra. 

Ya estaba en Cuba...en la tierra de la que una vez Cristóbal Colón dijera que era "la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto". Me quedaban solo tres horas para ver a mi madre...pero eso ya es otra historia.

Sunday 11 January 2015

De película!!!!

Confieso que mi primera reacción cuando vi cuál era la palabra de la semana fue sentirme tentada a hacer una reflexión sobre cómo me han defraudado las versiones cinematográficas de mis libros favoritos (excepto El Señor de los Anillos) y cómo esta decepción llegó a la cumbre con "Ángeles y Demonios" y "El Código Da Vinci", pero mi prima Elena se me adelantó, jajajaja.

Y aquí estaba, rompiéndome la cabeza pensando en qué escribir, cuando me vino a la mente una frase muy común en mi tierra y que se utiliza para describir una situación asombrosa en grado extremo ya sea para bien o para mal: de película!!!.

Cuando algo es de película" es excesivamente bueno o malo. Desde que salí de Cuba he vivido muchas experiencias peliculeras pero me voy a remitir a una de las últimas. El sueño de todo caribeño (o al menos uno de los más recurrentes) es ver LA NIEVE. La nieve que solo vemos en films y que no concebimos ya que cuando nieve en Cuba podemos decir que al planeta le quedan días de vida  ya que el cambio climático será extremo. Sabiendo esto, mi esposo nos quiso regalar a estos dos caribeños la experiencia de conocer la nieve....y partimos para Sierra Nevada, en Granada, España.


Después de un recorrido por carretera de 4 horas llegamos a Sierra Nevada. Se veían los picos llenos de nieve y hasta en la carretera había un poco, hecha hielo y peligrosamente deslizante. Mi hijo decía que le dolían las mejillas de la emoción y verdaderamente el paisaje, aún de lejos era fascinante. 

Con todo y eso no había mucha nieve, al menos en las laderas, así que tuvimos que subir en un teleférico hasta cerca de las cumbres para tocar realmente la nieve. El trayecto fue más largo de lo esperado y colgábamos a una altura impresionante. Cuando llegamos al destino todo era blanco, niños por doquier lanzándose bolas de nieve, esquiadores amateurs y profesionales y, por supuesto, un frío tan cinematográfico como el escenario en sí.

Me sentía literalmente dentro de una película, enterrándome en la nieve hasta casi la rodilla y lanzando bolas a diestro y siniestro. Dos niños chicos mi hijo y yo!!! Acostados en la nieve tratando de hacer "el ángel", respirando a pleno pulmón el aire frío de las montañas y caminando como astronautas dentro de nuestros capotes de abrigo. Fue fascinante!!!! Sencillamente de película!!! y una de esas experiencias que una no se cree aunque las esté viviendo.



Para hacer que mi hijo bajara de la cima casi que hay que extirparlo con cirugía láser del lugar. No quería marcharse ni a palos!!! Pero mi queridísimo esposo tenía otra experiencia peliculera, esta especialmente para mí. A sabiendas de lo mucho que deseaba conocer el lugar, de lo que había leído como profesora de Literatura o como simple amante de la lectura acerca de él, en nuestro camino de regreso pasaríamos por La Alhambra de Granada. De película de verdad!!!!!

Lamentablemente, al ser ya avanzada la tarde, cuando llegamos no había tours por dentro del complejo de edificaciones, pero aún así era realmente impresionante. Las altas murallas, las almenas, un riachuelo que debía de llevar ahí siglos, los árboles susurrantes en el viento...todo era como salido del libro "Cuentos de La Alhambra". Al segundo me vinieron a la mente los versos anónimos que siempre me impulsaron en mis fantasías por conocer esa maravillosa edificación:

"Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada"

Verdaderamente exploré a gusto los alrededores, me nutrí de la experiencia de caminar sobre piedras centenarias y de sentirme, como no, en una película de "Las mil y una noches"





Fue un día genial, lleno de emociones, en el que pudimos vivir una realidad para la mayoría de los cubanos vista solo en películas: LA NIEVE!!!!.

Sunday 4 January 2015

Agua...siempre agua!!!

Nací en una ciudad rodeada de agua. Nací en una isla y por tanto, el  océano (o el mar en este caso) es algo tan natural como respirar.

En mi Habana natal no se puede ir a ningún lugar céntrico sin ver el mar. Si vas a Coppelia a tomar helado con los amigos tienes la maravillosa vista del Malecón Rampa abajo. Si estás por Quinta Avenida te acompañarán constantemente las imágenes y rumores de las Playas de Marianao (más costa pura que playa). Si quieres enamorar nada mejor que la vista incomparable de la Bahía Habanera desde las alturas de las fortalezas del Morro o La Cabaña.


Las aguas de mi Mar Caribe son fantásticas: cristalinas y tibias. Yo podría estar allí por horas...sintiendo la calidez y el balanceo de las olas. Desde chica aprendí a nadar y cuando lo hice cada viaje a la playa era un no salir del agua. Mi padre vivía a unos escasos 500 metros de una de las Playas de Marianao y en las vacaciones me pasaba allí al menos 15 días. Regresaba a mi casa exhausta, morenísima y con olor y sabor a sal en la piel. Amanecíamos sobre las 8 de la mañana en la playa y nos íbamos cerca del anochecer. Allí comíamos, descansábamos, explorábamos buscando cangrejos y erizos y nadábamos hasta el cansancio.

Con todo mis playas favoritas son Playas del Este, y de estas, Santa María del Mar, con su arena fina, finísima y sus aguas límpidas y profundas. Ya de adolescente me iba con mis amigas para allí y nos pasábamos el día entre nadar y tomar el sol en bikini haciendo competencia sobre cual quedaba más morena.


La primera vez que vi un océano fue cuando viajé por primera vez a Gibraltar, vía Habana-Londres. Aunque más bien lo vi al regreso pues la ida fue de noche. De las 9 horas que dura la travesía, 8 y media son sobre el Océano Atlántico. Es impresionante al principio y aburrido después ya que tienes más que suficiente tiempo para ver su inmensa masa azul.

Aquí, mi casa en Gibraltar lo mejor que tiene es su vista. Las puertas de cristal de mi balcón abren a unos diques donde aún se reparan barcos y que son tan antiguos que están protegidos por ser Patrimonio Cultural. Más allá de los diques la Bahía de Gibraltar con sus barcos y lanchas. O sea, cero edificaciones que tapen mi vista...a no ser que llegue un barco para ser arreglado (cosa que pasa más frecuentemente que lo que yo quisiera).



 La mayor ventaja de que Gibraltar solo mida 7 km cuadrados es que puedes ir andando prácticamente a cualquier parte. Encima, las playas quedan cerca de mi casa por lo que, en mis primeros días aquí, solía ir caminando hasta las playas, respirar profundo el aire salado del mar (que junto al de tierra mojada por la lluvia es el que más me gusta) y relajarme a la vez que dejarme comer por la nostalgia hacia mi pequeña isla.




Uno de los aspectos más curiosos es que aquí confluyen el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico...todo en uno. Es muy interesante pero para una caribeña es una tortura pues las aguas son frías aún en pleno agosto. La temperatura ambiente puede ser de 30 grados que el agua puede estar a 18. El contraste cuando entras es tremendo!!! Es un golpetazo de frío que te deja sin aliento y te pone de punta todos los vellos del cuerpo. A los naturales de aquí les encanta su agua fría, dicen que en las playas del Caribe no se refrescan por su tibieza, pero para mí es todo un reto cada vez que entro al mar!!!!

Puede ser que el agua se vea así de cristalina


pero no se engañen...está friísima!!!!

Con todo para mí, nacida y criada durante 33 años en una isla y por tanto rodeada de agua, es una bendición (que suple en parte otras carencias) vivir en un lugar donde el rumor de las olas y el salado olor a mar me llenan el alma!!!