Sunday 30 November 2014

Mofly

Desde niña me gustaron los animales. En casa hubo un tiempo en que parecía que vivíamos en un circo o una granja: dos curieles (que se convirtieron en siete), cuatro periquitos, un perro y, por supuesto, una gata. Era realmente un poco difícil mantener la concordia entre perro-gato-curiel ya que formaban algo así como eslabones consecutivos de la cadena alimenticia. Pero sobrevivieron todos (al menos por un tiempo).

De todos indiscutiblemente mi predilección era hacia los gatos. No hay un gato que en mis 35 años de vida me halla mordido...ni uno solo. Mi madre dice que tengo un don extraño para ellos y estoy al pensar que así es ya que gato que entre a mi casa se vuelve perro al extremo de seguirme a todas partes como un perrillo faldero. Es más, mi "don" es tal que un día hace unos 10 años, cruce la verja que me separaba de la jaula de un leopardo que se paseaba de un lado a otro para intentar acariciarlo a través de los barrotes. Y lo hice...pero lo maravilloso no fue eso sino que cuando el animal sintió mi mano en el costado, empezó a ronronear como un gatito y se echó patas arriba para que le acariciara la panza. Fue increíble!!!! Aunque cuando se lo conté a mi madre no le hizo ni gota de gracia.

De ahí que adonde quiera que vaya y vea a un gato, ya sea en una casa o en la calle...allí voy yo a acariciarlo. Ni siquiera los gatos de Roma se libraron de mi "hechizo".




Igual siempre he sido bastante temeraria en mis encuentros con la vida salvaje. Hace unos cuatro años, en una Feria Internacional del Libro, se me dio la oportunidad de cargar a una boa...y ni corta ni perezosa ahí fui yo a ponerme el bicho al cuello mientras mi acompañante ponía el grito en el cielo,jajajaja.


Por tanto no será sorpresa que una de mis vocaciones frustradas sea la de veterinaria.

Y a todas estas se estarán preguntando que qué tiene que ver esto con los koalas. No se preocupen que no me estoy llendo por la tangente, el seno ni el coseno. Es que una de las historias que marcaron mi vocación por los animales fue la de una serie española que se llamaba "Mofly, el último koala" y que me hacía clavarme a la silla, con seis años, y no reaccionar a ningún estímulo hasta que no acabara el capítulo.

Con esa serie lloré, reí y me desesperé por todas las viscicitudes por las que tenía que pasar el pobre animalito que tenía como amiga y protectora una niña con la que me encantaba identificarme. 

Después de esa serie vinieron la de las ardillas "Banner y Flapy", la de "David, el gnomo", "El juez Klaus" y tantas otras que trataban el tema de la protección y el amor a los animales pero para mí "Mofly" fue la que encendió la llama del interés y el amor por la vida salvaje.

Aquí les dejo el link a través del que pueden ver el video con el tema de esta serie. No se lo pierdan...es fantástica!!!

Ya ven como sí tenía que ver con los koalas aunque empezara por los gatos??







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